Los
habitantes de los lugares circunvecinos
a la aldea hoy, antes finca “Peñol”, la misma de que nos habla el padre
Juarroz; cuentan que según viejas tradiciones que aún se conservan y se
aseguran, en esa aldea que se encuentra ubicada entre Quesada y la
cabecera de Jutiapa, cuando la conquista
de esas tierras en aquellas históricas batallas, entre los españoles al mando
de Pedro de Amalín y Hernando de Chávez y los ejércitos de Jalpatagua y
Mictlán, después del descalabro de Jumai, como
los españoles herraban a los indios prisioneros, estos huían a
refugiarse a una inmensa cueva tapada
en su entrada por una infinidad de
arbustos, que se encuentran al pie del cerro “El Peñol”, que es parte de la
montaña de Jutiapa, allí existe hasta la fecha una cueva misteriosa que no se
sabe hasta donde llega, pues desde su entrada hay una gran cantidad de
murciélagos y otras clases de animales dañinos que hacen
imposible su visita no se sabe si la construyeron los nativos o es obra de la
naturaleza ( tiene mucha similitud con la cueva que s encuentra en las ruinas
de Quiriguá de la que se cuenta que era un
camino subterráneo a Copán).
Lo cierto es que se escucha frecuentemente
(según refieren) sonar de marimbas sencillas con el lamento de la raza
indígena, otras veces pláticas largas y de muchas personas en lenguajes desconocidos, así como sonar
plañidero de Tunes y Arpegios tristes de
Chirimías; así refieren los moradores y
algunos hasta aseguran haber visto salir y en determinadas fechas, desfiles de
hombres semidesnudos con taparrabos y mujeres con cortes de vistosos colores y
sin Hüipiles, realizando ciertas ceremonias y en cuanto son observados se internan
en la cueva. (N. de A., así me lo refirieron ancianos de esos lugares a quienes
entrevisté).